Quemadura del segundo en toda la tierna cabecilla del deseo, picadura de ají vagoroso, a las dos de la tarde inmoral.
Guante de los bordes borde a borde. Olorosa verdad tocada en vivo, al conectar la antena del sexo con lo que estamos siendo sin saberlo.
Lavaza de máxima ablución. Calderas viajeras que se chocan y salpican de fresca sombra unánime, el color, la fracción, la dura vida, la dura vida eterna. No temamos. La muerte es así.
El sexo sangre de la amada que se queja dulzorada, de portar tántopor tan punto ridículo. Y el circuito entre nuestro pobre día y la noche grande, a las dos de la tarde inmoral.
3 comentarios:
S U B L I M E
no es SUBLIME, es pura madre att.el FUM
La tuya en vinagre
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